sábado, 3 de septiembre de 2011

DIA 5



Lamento la espera...

A todos aquellos que me seguís y que sabéis lo que es tener una enfermedad así y además estar pasando por dolores muy agudos, no creo que haga falta que os explique el porqué de tanta tardanza; A los que no es así pediros perdón por la espera y deciros que no es que no quiera escribir, es que estos dolores, estos quebraderos de cabeza por la operación no me dan tregua para poder concentrarme y escribir algo que merezca la pena ser leído... Además cuando escribo si no me gusta una frase, una palabra, lo borro y vuelvo a empezar, es lo que tiene ser una perfeccionista...Por lo tanto me cuesta el doble, pero lo cierto es que lo hago con mucho gusto y ese es el mayor aliciente que hay, que te guste lo que haces; Así que os pido perdón y ,por favor, paciencia, que la historia a medias no la voy a dejar, no la quiero dejar... Tenéis que saber como empieza, como acaba y que de todo se sale, más o menos, pero luchando día si y día también... Las cosas no caen del cielo, por desgracia; Ni el dinero, ni las soluciones, ni los trabajos, nada.... Así que ¡a luchar se ha dicho!

Y ahora sí, aquí vuelve mi historia...

Aquel año, por fin me cambiaron de colegio pero por desgracia eso no solucionó las cosas, el problema era mucho más profundo y estaba más oculto...
Acudía cada semana o cada quince días a la consulta de Fernando, mi psiquiatra, el cual puso todo su empeño en ayudarme, en hacerme entender que estaba enferma, quería que le contara lo que rondaba por mi cabeza, lo que me atormentaba, pero yo, cabezona de mí, no quería dejarme ayudar, me negaba a aceptar que tenía una enfermedad y que sin ayuda no iba a conseguir nada.... Pobre Fernando lo que tuvo que aguantar, actualmente no hay día que no me acuerde de él y que no le agradezca todo lo que hizo por mi, a pesar de que no lo traté como se merecía el siempre estuvo ahí para ayudarme... Pero yo me volví muy rebelde, me rebelé contra el mundo, contra todas las personas que me hicieron daño y sobre todo me rebelé contra mi misma. Lástima que descubrí tan tarde que esa no era la solución, que en vez de arreglar las cosas me estaba hundiendo cada vez más en el fango y nadie excepto yo misma tenía la culpa de ello...

Disculpar pero para saber como sigue tendréis que seguir leyendo.
Hoy por hoy aquí dejo la historia, en el tintero, pero prometo que esta vez no tardaré tanto en escribir...
¡Volveré!