Lamento
la espera...
A todos aquellos que me seguís y que
sabéis lo que es tener una enfermedad así y además estar pasando por dolores
muy agudos, no creo que haga falta que os explique el porqué de tanta tardanza;
A los que no es así pediros perdón por la espera y deciros que no es que no
quiera escribir, es que estos dolores, estos quebraderos de cabeza por la
operación no me dan tregua para poder concentrarme y escribir algo que merezca
la pena ser leído... Además cuando escribo si no me gusta una frase, una
palabra, lo borro y vuelvo a empezar, es lo que tiene ser una
perfeccionista...Por lo tanto me cuesta el doble, pero lo cierto es que lo hago
con mucho gusto y ese es el mayor aliciente que hay, que te guste lo que haces;
Así que os pido perdón y ,por favor, paciencia, que la historia a medias no la
voy a dejar, no la quiero dejar... Tenéis que saber como empieza, como acaba y
que de todo se sale, más o menos, pero luchando día si y día también... Las
cosas no caen del cielo, por desgracia; Ni el dinero, ni las soluciones, ni los
trabajos, nada.... Así que ¡a luchar se ha dicho!
Y ahora
sí, aquí vuelve mi historia...
Aquel año, por fin me cambiaron de
colegio pero por desgracia eso no solucionó las cosas, el problema era mucho
más profundo y estaba más oculto...
Acudía
cada semana o cada quince días a la consulta de Fernando, mi psiquiatra, el
cual puso todo su empeño en ayudarme, en hacerme entender que estaba enferma,
quería que le contara lo que rondaba por mi cabeza, lo que me atormentaba, pero
yo, cabezona de mí, no quería dejarme ayudar, me negaba a aceptar que tenía una
enfermedad y que sin ayuda no iba a conseguir nada.... Pobre Fernando lo que
tuvo que aguantar, actualmente no hay día que no me acuerde de él y que no le
agradezca todo lo que hizo por mi, a pesar de que no lo traté como se merecía el
siempre estuvo ahí para ayudarme... Pero yo me volví muy rebelde, me rebelé
contra el mundo, contra todas las personas que me hicieron daño y sobre todo me
rebelé contra mi misma. Lástima que descubrí tan tarde que esa no era la
solución, que en vez de arreglar las cosas me estaba hundiendo cada vez más en
el fango y nadie excepto yo misma tenía la culpa de ello...
Disculpar pero para saber como sigue
tendréis que seguir leyendo.
Hoy por
hoy aquí dejo la historia, en el tintero, pero prometo que esta vez no tardaré
tanto en escribir...
¡Volveré!