lunes, 15 de agosto de 2011

DIA 3

 Ahí estaba mirando a mi alrededor viendo como los demás niños jugaban felices unos con otros mientras que yo almorzaba sola en una esquina del patio. Menos mal que no era uno de esos días en los que tenía que esconderme o defenderme ante toda una clase de falsas acusaciones. Acusaciones inventadas por una u otra chica o simplemente porque les apetece divertirse a mi costa, viendo como me hacen polvo una y otra vez hasta que me ven llorando y ya se termina la fiesta... Algunos días únicamente me insultaban y gritaban, otras intentaban pegarme... En fin era un blanco fácil, la débil, la que lloraba, la pequeña de la clase...
Así día tras día, año tras año... Solía llegar a casa llorando y temblando, me estaban hundiendo; Veía a mis padres cómo sufrían al verme así. Mis padres, los pobres, llamaban a otra madres pero aún era peor; No podían hacer nada.
Intentaba integrarme en alguna cuadrilla, a veces duraba días, otras meses pero tarde o temprano me “echaban” porque si no también se metían con ellos, salían mal parados; Otras veces se juntaban conmigo por lástima, por aprovecharse...
Hasta que un día mis padres al fin me cambiaron de colegio. Al principio todo fue muy raro y difícil; Era la nueva, la rara e incluso algún compañero conocía de donde venía y porqué me cambié de colegio, por lo tanto todo resultó un poco complicado; Al fin y al cabo vivo en una ciudad pequeña... Pasado un tiempo hice amigos y, más o menos, fuero años felices; Pero por desgracia no todo es lo que parece, ni todo ni nadie...
Pero aún me quedaba Enderiz....

Un pequeño avance del próximo artículo:

Ahí comenzó mi inseguridad, el comienzo de una enfermedad que poco a poco se fue adueñando de mi, de mi persona, y al final la enfermedad y yo éramos una sola...

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